miércoles, 23 de febrero de 2011

Tratamiento de una fractura de cadera

La fractura de cadera se manifiesta por la rotura del fémur, el hueso encargado de la articulación en esta zona del cuerpo.
Es una lesión que generalmente se da en las personas mayores, producto del desgaste sufrido por el paso de los años en los que el hueso estuvo en una posición inadecuada.
Estos tipos de fracturas son lesiones graves que producen un fuerte dolor y en las cuales se debe intervenir quirúrgicamente de manera urgente.
Los dos tipos de fractura de cadera mas comunes son la fractura del cuello del fémur y la fractura intertrocantérica, donde el caso de la ruptura del cuello es más complejo por no permitir el adecuado flujo de sangre a la cabeza del fémur.
La osteoporosis es reconocida como una de las causas principales por la que se produce una lesión de este tipo.
Las mujeres son más proclives a sufrir osteoporosis, enfermedad que se produce por la menor generación de minerales en los huesos, debilitándolos y causando la disminución de calcio en ellos.
Además del desgaste natural hay algunos factores que pueden favorecer a que se produzca una fractura de cadera como:

- Consumo de alcohol y cafeína
- Sedentarismo y bajo peso
- Problemas relacionados con la vista
- El tabaquismo

El tratamiento médico más común y recomendado es la cirugía que procura aliviar el dolor y que el paciente pueda volver a movilizarse normalmente.
Del mismo modo que sucede con otras operaciones, se pueden aplicar en los huesos ciertos materiales metálicos para fortalecer y estabilizar la articulación.
Cuando no se llega a producir una fractura de cadera y simplemente se trata de una luxación, significa que no hay una rotura sino un desplazamiento o dislocación en el fémur; sucede varias veces en los recién nacidos.

Fractura de cadera, prótesis y rehabilitación

Hay casos en los que los médicos aconsejan la colocación de una prótesis que sustituye totalmente a los huesos dañados, siendo casos donde la lesión es de una complejidad elevada.
Tratamiento de una fractura de cadera

Rehabilitación de una fractura de cadera
La artrosis es una de las causas que afecta a personas de mediana edad y adultos mayores, con la aparición de dolencias y problemas para caminar los cuales se solucionan mediante la prótesis de cadera.
El cirujano ortopédico es quien realiza el diagnóstico definitivo y el que aconseja cual es la mejor solución ante una fractura de cadera, siendo en la actualidad la aplicación de prótesis uno de los procedimientos más comunes y seguros.
La rehabilitación tras una intervención de esta índole es lenta y se deben realizar sesiones de fisioterapia para que el cuerpo vaya asimilando la prótesis que se colocó. 

Estudio vincula las fracturas de cadera con mayor riesgo de ACV

Traducido del inglés: martes, 11 de enero, 2011

NUEVA YORK (Reuters Health) - Sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) eleva el riesgo de tener una fractura de cadera, o viceversa, según indicó un nuevo estudio.
La investigación halló que los pacientes con una fractura de cadera tenían un 50 por ciento más riesgo de desarrollar un ACV al año de la lesión que las personas sin fracturas.
De todos modos, esto no es suficiente como para asegurar que las fracturas de cadera, que generan más de 320.000 hospitalizaciones por año en Estados Unidos, pueden causar un ACV.
"El riesgo de sufrir una fractura de cadera es alto en las personas que tuvieron un ACV. Pensábamos que era porque los ACV aumentan el riesgo de sufrir caídas y pérdida ósea", dijo por el doctor Steven Cummings, de la University of California en San Francisco.
"Este nuevo estudio me hace pensar que las fracturas de cadera y los ACV se deben en parte al envejecimiento", agregó Cummings, que no participó en el estudio.
El equipo de Jiunn-Horng Kang, de la Universidad Nacional de Taiwán, en Taipei, estudió a unos 8.400 pacientes taiwaneses de alrededor de 64 años.
El 4,1 por ciento de los 256 pacientes que tuvieron un ACV en un año había sufrido una fractura de cadera previa, a diferencia del 2,7 por ciento del grupo sin la fractura. Eso representa un 50 por ciento más riesgo de sufrir un ACV después de la lesión.
Esa diferencia en la vulnerabilidad se mantuvo aún tras considerar otros factores de riesgo de ACV, como la diabetes y la enfermedad cardíaca.
Con todo, la causa del aumento del riesgo se desconoce, publica el equipo en la revista Stroke. Los autores lo atribuirían al papel potencial de la inactividad física y el estrés psicológico que provoca una fractura de cadera y las complicaciones que pueden aparecer en la internación y la cirugía.
Para Cummings, podría existir también "una causa común oculta". El experto dijo: "Sabemos que las personas con enfermedad cardiovascular tienen menor densidad ósea y la mayoría de los estudios demuestran que la baja densidad ósea está asociada con un aumento del riesgo de morir por un ACV".
Para reducir el riesgo de ACV después de una fractura, Cummings recomendó tomar una aspirina infantil por día y controlar la presión con medicamentos, ejercicio y poco alcohol y sal en las comidas.
"Los pacientes con fractura de cadera deberían recibir atención primaria, no sólo una reparación ortopédica", agregó Cummings.
FUENTE: Stroke, online 23 de diciembre del 2010
Reuters Health
 

TRASTORNOS DE MARCHA EN ADULTOS MAYORES


Los trastornos de la marcha son una problemática importante en los pacientes Adultos mayores. En efecto, con mucha frecuencia tienen por consecuencia la caída o mejor dicho las caídas. Es tan importante que los estudios revelan que un tercio de las personas de 65 años se caen por lo menos una vez al año. Afortunadamente muy pocas de estas caídas se traducen en las temidas fracturas de las cadera, pero ocasionan casi siempre dolor, hematomas, contusiones diversas y una inseguridad que puede dificultar mas todavía la marcha, e influir directamente sobre la calidad de vida de la persona. Los factores son múltiples, ya sea relacionado con enfermedades, secundarios a los remedios, o sencillamente relacionado al envejecimiento. Este último tiene que ver con una disminución de la sensibilidad, un enlentecimiento de los reflejos “paracaídas” que permiten reaccionar correctamente a un desequilibrio, o los problemas de pie de la persona de la tercer edad como son la disminución del espesor de la piel, la sequedad que fragiliza la piel, heridas etc.
Para mejorar estos trastornos de la marcha, es importante consultar a su médico geriatra con el fin de tener un diagnóstico apropiado de la causa y tomar las medidas médicas necesarias. Esta atención se vuelve imperativa después de la primera caída para tratar de evitar que se repita.
Si bien es cierto que la evaluación médica es fundamental, existen medidas tan simples como importantes que el paciente como su familia puede tomar para disminuir varios factores de riesgo. En efecto, la gran mayoría de las caídas tienen lugar en el domicilio y basta con hacer algunos cambios en su casa para evitar las situaciones de desequilibrio que van a ocasionar caídas.

Liberar los espacios del andar habitual: alfombras resbaladizas, parquet defectuoso, cables eléctricos molestos.
Mantener una buena iluminación: en el día si necesario, en la noche para ir a los baños, instalar cintas luminosas para delimitar el trayecto, en las escalas...
Mejorar los sanitarios: antideslizante en la tina, elevar el excusado, instalar una silla en la ducha.
Instalar puntos de apoyo: fijar los pequeños muebles, instalar barras para enderezarse en los sanitarios.
 
Otro elemento de importancia capital para mejorar los trastornos de la marcha consiste en el ejercicio físico. En efecto, la perdida de la fuerza muscular no es irremediable en las personas de mayor edad y se ha demostrado que el fortalecimiento muscular es posible y real cualquiera sea la edad. Hacer una caminata de 25 minutos tres veces por semana es ya de gran ayuda para las personas que pueden hacerlo. Participar de un taller especializado con profesores de Educación Física o kinesiólogos es mejor todavía porque permite personalizar los ejercicios de acuerdo a las necesidades individuales y problemas particulares de cada adulto mayor, tener buen rendimiento, y aprender. 
En este sentido la Técnica de ejercicios Pilates ofrece grandes ventajas sobre otras técnicas de ejercicios, no tiene impacto, se trabaja con implementos que permiten neutralizar las fuerzas distractivas (como la gravedad), es una gimnasia asistida con objetivos específicos individuales, se mejora la técnica respiratoria, la concentración y la propiocepción, que no es otra cosa que la percepción de nuestro cuerpo en el espacio y consigo mismo. Los beneficios se ven en el corto plazo, en una mayor autonomía física y mental, mejor control de los movimientos, la fuerza y la postura, menos dolores asociados a la inmovilidad, mejoras en el sueño, la memoria, el tránsito intestinal y la autoestima entre otras, al percibir el adulto mayor que es capaz por si mismo y con su esfuerzo, de lograr importantes cambios en su condición.

Consejos para vivir muchos años y con salud


1. No aislarse . Mucha gente mayor vive sola, pero hay que diferenciar estar de sentirse solo.
2. Se pueden aprender cosas nuevas más allá de los 80. Lo demuestran las neurociencias.
3. Romper la errónea creencia de que el viejo tiene que "estar tranquilo".
4. Acceder a la espiritualidad con religión o sin ella ; la colaboración solidaria es una manera.
5. Moverse físicamente: estar activos es una premisa fundamental para sentirse bien.
6. Mejorar la dieta , elegir cereales integrales, incorporar más verduras de distintos colores.
7. Sonreír, al menos cinco minutos diarios. No al ceño adusto y el enojo: son tóxicos.
8. No dejar de lado la sexualidad , en pareja o autogenerada. Es psicoinmunomoduladora.
9. Trascender limitaciones ("no puedo" o "me duele"): a veces, son más mentales que reales.
10. Estar en contacto con otras generaciones : los jóvenes necesitan prepararse para la longevidad.
11. Ejercer el abuelazgo : es una forma de amor que puede devolver la sensibilidad.
12. Vestirse con ropa de color . Es estimulante. El negro, si se lo usa en forma cotidiana, deprime.