Los trastornos de la marcha son una problemática importante en los pacientes Adultos mayores. En efecto, con mucha frecuencia tienen por consecuencia la caída o mejor dicho las caídas. Es tan importante que los estudios revelan que un tercio de las personas de 65 años se caen por lo menos una vez al año. Afortunadamente muy pocas de estas caídas se traducen en las temidas fracturas de las cadera, pero ocasionan casi siempre dolor, hematomas, contusiones diversas y una inseguridad que puede dificultar mas todavía la marcha, e influir directamente sobre la calidad de vida de la persona. Los factores son múltiples, ya sea relacionado con enfermedades, secundarios a los remedios, o sencillamente relacionado al envejecimiento. Este último tiene que ver con una disminución de la sensibilidad, un enlentecimiento de los reflejos “paracaídas” que permiten reaccionar correctamente a un desequilibrio, o los problemas de pie de la persona de la tercer edad como son la disminución del espesor de la piel, la sequedad que fragiliza la piel, heridas etc.
Para mejorar estos trastornos de la marcha, es importante consultar a su médico geriatra con el fin de tener un diagnóstico apropiado de la causa y tomar las medidas médicas necesarias. Esta atención se vuelve imperativa después de la primera caída para tratar de evitar que se repita.
Si bien es cierto que la evaluación médica es fundamental, existen medidas tan simples como importantes que el paciente como su familia puede tomar para disminuir varios factores de riesgo. En efecto, la gran mayoría de las caídas tienen lugar en el domicilio y basta con hacer algunos cambios en su casa para evitar las situaciones de desequilibrio que van a ocasionar caídas.
• Liberar los espacios del andar habitual: alfombras resbaladizas, parquet defectuoso, cables eléctricos molestos.
• Liberar los espacios del andar habitual: alfombras resbaladizas, parquet defectuoso, cables eléctricos molestos.
• Mantener una buena iluminación: en el día si necesario, en la noche para ir a los baños, instalar cintas luminosas para delimitar el trayecto, en las escalas...
• Mejorar los sanitarios: antideslizante en la tina, elevar el excusado, instalar una silla en la ducha.
• Instalar puntos de apoyo: fijar los pequeños muebles, instalar barras para enderezarse en los sanitarios.
Otro elemento de importancia capital para mejorar los trastornos de la marcha consiste en el ejercicio físico. En efecto, la perdida de la fuerza muscular no es irremediable en las personas de mayor edad y se ha demostrado que el fortalecimiento muscular es posible y real cualquiera sea la edad. Hacer una caminata de 25 minutos tres veces por semana es ya de gran ayuda para las personas que pueden hacerlo. Participar de un taller especializado con profesores de Educación Física o kinesiólogos es mejor todavía porque permite personalizar los ejercicios de acuerdo a las necesidades individuales y problemas particulares de cada adulto mayor, tener buen rendimiento, y aprender.
En este sentido la Técnica de ejercicios Pilates ofrece grandes ventajas sobre otras técnicas de ejercicios, no tiene impacto, se trabaja con implementos que permiten neutralizar las fuerzas distractivas (como la gravedad), es una gimnasia asistida con objetivos específicos individuales, se mejora la técnica respiratoria, la concentración y la propiocepción, que no es otra cosa que la percepción de nuestro cuerpo en el espacio y consigo mismo. Los beneficios se ven en el corto plazo, en una mayor autonomía física y mental, mejor control de los movimientos, la fuerza y la postura, menos dolores asociados a la inmovilidad, mejoras en el sueño, la memoria, el tránsito intestinal y la autoestima entre otras, al percibir el adulto mayor que es capaz por si mismo y con su esfuerzo, de lograr importantes cambios en su condición.
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