viernes, 29 de julio de 2011

Imagen Social de la Vejez


Las actitudes de los miembros de una comunidad hacia los mayores se encuentran relacionadas en forma estrecha con la imagen que socialmente se mantiene de ellos, y esta imagen se relaciona, a su vez, con la posición social que las personas mayores disfrutan en dicha comunidad (García, 1999).
Estudios sobre estereotipos e imágenes de la vejez, concluyen que la percepción social sobre las personas mayores es básicamente negativa. La sociedad moderna, que sustenta valores orientados a la fuerza, la agilidad para el éxito y la conquista de bienes materiales, presenta a la vejez cada vez más como una suerte de desecho.
El concepto de lo “productivo –joven” que domina la política y el imaginario social, conlleva una idea de cuerpo, de belleza y de salud. Toda marca que deje la vida es desvalorizada, considerada inaceptable. Todo aquello que aleje a los individuos de la potencia física y material es considerado una enfermedad
y, por tanto, medicada.
Este modelo de juventud es además, intensamente fomentado por los medios de comunicación. Las personas mayores que no pueden cumplir con este mandato social viven bajo la amenaza de ser excluídos del sistema. Esta imagen basada en las carencias es una de las causas de la marginación social y se expresa en un rechazo o paternalismo discriminatorio. De acuerdo con el estudio de “Missing Voices” (OMS/INPEA, 2002) las experiencias de falta de respeto y prejuicios denunciadas por los participantes han de entenderse como la opinión de las personas mayores sobre lo que provoca otras formas de maltrato, pero también como una grave forma de abuso en sí misma. La falta de respeto es la manera más dolorosa de violencia psicológica según los participantes de edad avanzada en todos los países.
Mientras que los informes incluían unas cuantas historias dramáticas de maltrato físico y de abandono, las actitudes irrespetuosas, basadas en prejuicios e imágenes negativas, se consideraban algo universal. Sin embargo la preocupación pública y profesional sobre el atropello a las personas mayores se centra exclusivamente en su efecto más visible sobre la salud física. "La discriminación de edad esta presente en varias sociedades. La discriminación por edad y los estereotipos influyen sobre las actitudes y éstas, a su vez, afectan la forma en que las decisiones son tomadas y los recursos son asignados en el plano familiar, comunal, nacional e internacional” (HelpAge Internacional, 2001). Es por ello que indagar sobre los prejuicios y mitos vigentes ayuda a comprender el comportamiento de las sociedades y también las razones de los decisores. Y “comprender mejor” es un acertado camino para “hacer mejor”.

Los pre-juicios


Existen prejuicios todavía muy arraigados en nuestras culturas latinoamericanas.
- Los viejos no son capaces de aprender.
- Los viejos no se adaptan al cambio.
- Pobreza y vejez van juntas.
- Los viejos se vuelven niños.
- La sexualidad es cosa de jóvenes.
- Los viejos son de mal genio.
- Vejez es sinónimo de sabiduría.
- Vejez es sinónimo de enfermedad.
- La persona mayor no tiene futuro.
La imagen social influye de manera decisiva en distintos planos de la vida de los mayores: desde la oferta de políticas públicas a su favor y la valorización de su aporte a la sociedad, su inclusión en los medios de comunicación, en el consumo y en la educación, desde una visión positiva. O los estereotipos negativos que presentan a los ancianos como personas débiles, enfermas o incapaces de adaptarse a los cambios, planteando el envejecimiento como un nuevo problema social. El escaso, y distorsionado conocimiento del tema del envejecimiento y la vejez por parte de los gestores de políticas públicas, junto a la desinformación y proliferación de estereotipos al respecto, influye también de forma decisiva en la elaboración de planes, programas y normas que no se ajustan a las necesidades reales de las personas mayores.